Nuestra Última Clase

Esta era una vez en un pueblito muy lejano una niña llamada Sandy ella  golpeaba suave con sus hojas secas las ventanas empañadas de la vieja escuela. 
El frío que afuera arrastraba el viento, contrastaba con el calor agradable que desde una estufa a leña envolvía a los niños que jugaban en su interior. Eran unos treinta y dos esperando impaciente la llegada del profesor.

Henry, de unos 10 años y el más pequeño en edad, jugaba con un lápiz sobre su pupitre, abstraído de las risas y conversaciones que fluían a su alrededor.
Cuando por fin el profesor entró al salón de clases todos se callaron y se levantaron ordenadamente de sus asientos.
Buenos días profesor joche- dijeron todos al acorde.
Él les respondió el saludo y con un gesto les pidió que volvieran a sus lugares.

Se acercó a ellos y les dijo:
- les tengo una noticia - mientras ordenaba detalladamente  cuadernos y el computador portátil sobre su mesa.

Se quedó en silencio por un momento contemplando los rostros de cada uno de los niños que también le miraban desconcertados.

- ya no será necesario que aprendan nada mas - prosiguió - ya que se les instalará un chips que les permitirá conectarse mentalmente con el internet... - prosiguió - pero solo les bastará pensar lo que desean saber y este buscador universal desplegará en sus mentes todas las respuestas disponibles en su base de datos.... No más clases de filosofía, no más clases de matemáticas...todo lo que deberán saber es cómo conectarse y buscar en la forma más adecuada...y eso es lo que aprenderán en las escuelas.
Hubo un largo silencio entre los niños que se mitraban unos a otros sin saber que decir… Sin embargo, sabían por sus padres que este momento llegaría ya que en definitiva eran apenas un pequeño grupo de estudiantes rezagados,  los hijos de los que se negaron a inundar las grandes reservas de bosques,  los que alzaron su voz cuando se planteó el nuevo sistema de educación y los que en definitiva se negaron a instalarse el chips. 
Hoy será la última clase que tendrán con un lápiz, con un cuaderno, un tablero y un profesor- dijo pausadamente.
Se sentó y le pidió a Luis Miguel que leyera una pequeña lectura... 

Afuera, Sandy seguía golpeando insistente y suave con sus hojas secas y amarillas la ventana del colegio.

Fin.

Autor: Luis Miguel Moreno